ealmente, es inútil buscar una palabra nueva para expresar la emoción que siento al esculpir la piedra, donde combino en un paroxismo mistificante la unión de la materia inmóvil con el espíritu arrollador.

Todo comienza en una oración sublime, rodilla en tierra bajo el cielo confundido y, al sol, la frente, con sumisión beatificante ante aquel que, aunque no le veo, sé, latente está alrededor de mí, luego con el Don Misterioso de la vida, germina la pétrea creación; situándome en el centro de perspectiva, mirando desde arriba sobre el mundo en el que la conciencia penetra a base de cincelazos repetidos, armonizando con un acto del conocimiento humano, es como.encontrarme a mí mismo rodeado de una Divina Servidumbre; grandeza cierta y única.

Mi vida seria decepcionante si no tuviera el deseo de realizar acto por encima de mis fuerzas.

oco a poco voy sacando a mi semejante en el que no sólo la mirada, sino las mismas cosas irradian energía coincidiendo el punto de vista subjetivo con la distribución objetiva y su conjunto evolutivo y es, precisamente, cuando se percibe el Phylum, en toda su plenitud; la curva fluye, la superficie se reduce al sólido e derrumba porque la intuición estaba sobre los hechos amontonados de moléculas carbonadas, envueltas de capas acuosas de las que emergen los primitivos brotes de vida, sin poder concebir dentro del campo de mi más grande aumento, nada de lo que está ocurriendo en mi litoesfera, mi bioesfera y mi estratoesfera.

En este sentido elaborado y nuevo cambia bruscamente la naturaleza pétrea, quedando sólo por considerar y definir un comienzo a la vida, libre de todo prejuicio, en estado absolutamente puro y sin mancha, pues ¡¡Un nuevo ser adulto acaba de nacer!! Con arte con ansiedad; con sueños de amor; abstracción, elección e invenciones razonadas; maduración; lógica. percepción calculada del espacio y la duración. La escultura por fin se descifra, se ilumina ¡se ve! La abrazo y establezco un diálogo extraordinario de agradecimiento mutuo gracias al privilegio del razonamiento humano donde el Creador puso su mano más artista, invitando al silencio, al descanso y a la adoración.

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